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lunes, 22 de febrero de 2010

TODOS ERAN MIS HIJOS (All my sons)



“TODOS ERAN MIS HIJOS” (All my sons)

Martes 16 de Febrero 2010:

La tarde se vuelve gris por momentos y la lluvia aún no cesa en estos días intensos que hacen deambular mis pasos en busca de la nota relevante. El teatro de la Paz, luce su imponente diseño arquitectónico acompañado del sutil juego de luces que engalana su majestuoso frontispicio, sin duda uno de los mejores de todo México.

En este marco perfecto, llegamos a tiempo para la presentación de la puesta en escena “TODOS ERAN MIS HIJOS” de Arthur Miller, uno de los mejores dramaturgos estadounidenses de la era moderna. Producciones Ortiz de Pinedo, Pop Corn Productions junto con Paco Rojas y Joaquin Guerra, promotores artísticos locales, traen esta magnífica función de teatro al público potosino.

La puesta en escena cumple las expectativas y colma el gusto de los más escépticos, dado que contar con un elenco de actores y actrices de gran nivel y trayectoria es necesario para afrontar un reto histriónico como es el dar vida a los personajes de esta obra.

“All my sons” nos habla de ese mundo unipersonal y tan cuestionado en la toma de decisiones no siempre afortunadas de un padre de familia…el justificante de su accionar se puede resumir en la imperiosa necesidad de creer que el fin justifica los medios. La trama de la obra siempre intensa e interesante, nos conduce por esos laberintos del espacio de poder personal, la corrupción y la doble moralidad de un padre hasta entonces modelo ejemplar a seguir por la comunidad, los hijos y la familia.

La trama se puede resumir así: Un padre de familia fabricante de piezas de motor para aviones en la segunda guerra mundial, se ve involucrado junto con su socio en un escándalo de corrupción al permitir que se utilicen partes defectuosas en el ensamblado de los aviones, lo que trae como consecuencia terrible que 21 pilotos pierdan la vida al estrellarse sus aviones, debido a las fallas estructurales de las piezas metálicas que no fueron corregidas. En esta desgracia pierde la vida también uno de sus dos hijos, enlistados en la fuerza aérea americana. La madre que se resiste a creer que su hijo a muerto y la sospecha siempre presente en todos los demás miembros y amigos del núcleo familiar, recaen en el dudoso accionar del jefe de la familia.

Joe Keller, es interpretado por don Fernando Luján quien logra una estupenda actuación, con excelentes matices que permiten una comprensión total del accionar del personaje protagónico de la obra. Diana Bracho, excelente actriz da vida a Kate Keller, la esposa, y por supuesto consigue mover las fibras sensibles de las mujeres asistentes a la función al lograr transmitir emociones que se identifican con el dolor verdadero de una madre que ha perdido uno de sus hijos.

Silvia Navarro, actriz de televisión, ahora en teatro, reafirma que el talento y la capacidad no son solo sinónimo de una presencia agradable, sí no que demuestra con creces que el teatro en serio también es un campo donde se desenvuelve con habilidad y hasta diríamos con esmerada soltura, nada que ver con su trabajo televisivo que responde a otras expectativas. Su personaje de Ann Deever, ex prometida del piloto fallecido y por cuestiones circunstanciales transforma esta afinidad emotiva en amor por el segundo de los hijos, hacen que el personaje navegue con una carga muy compleja de emociones encontradas, poseedora además de una carta comprometedora que hará más inesperado el desenlace del drama.

George Deever, el hermano de Ann, es interpretado por Osvaldo Benavides, y logra uno de los momentos más intensos de la obra al confrontar a Joe Keller (Fernando Lujan), bien por el trabajo de este actor que se ha ido consolidado en el terreno de la actuación.

Martín Altomaro, da vida a un personaje simpático y crédulo que hace mantener las esperanzas en la madre, acerca del regreso del piloto fallecido, cumple en esta ocasión de manera discreta y sin mayor pretensión que estar a la altura del trabajo de los demás actores. Mario Loría, por su parte recrea con magistral precisión la tarea de encarnar al Chris Keller, el hijo mayor y sobreviviente de esta tragedia. Al enamorarse de la ex de su fallecido hermano, su personaje se vuelve controversial y la lucha de emociones y sensaciones encontradas le permite lograr uno de los mejores personajes de la trama, y podemos decir que gracias a su capacidad logra salir muy bien librado de tan difícil personaje.

Por su parte Miguel Pizarro, interpreta al Dr. Jim Baylis, un personaje que se ve envuelto en el conflicto existencial de ser feliz haciendo lo mejor en su trabajo o ganar dinero presionado por los requerimientos de Sue Bayliss, su exigente esposa, interpretada por Alpha Acosta. Ambos personajes componen la premisa de la trama de Arthur Miller y diríamos detonan el planteamiento inicial…es decir, no importa cómo pero el dinero es lo importante. Y en este sentido ambos actores con sobrada solvencia actoral cumplen la expectativa del personaje y logran posicionarse como referentes a lo largo del la puesta en escena.

Maria Aura, interpreta a Lydia Lubey, esposa de Frank Lubey, y pese a su juventud consigue un personaje bien logrado y mejor desarrollado, sin titubeos y dispuesta a confrontar el reto del buen teatro en México. Complementan la puesta en escena un ensamble de actores y actrices que hacen las veces de ambientación animada con imágenes de guerra, aunque por el lugar que nos toco, poco a nada pudimos apreciar de su accionar, por lo cual omito mi comentario.

La dirección del maestro Francisco Franco, se nota exacta en cada marcación y trazo escénico de los personajes, muy justo y acertado su lectura del texto de Arthur Miller, logra mantener un ritmo constante y sobre todo crea las expectativas necesarias para mantener interesado al espectador desde el inicio. Sabemos que por la exigencia del texto y el trabajo extra de algunos de sus actores, el elenco original se mantendrá durante toda la temporada y giras que realice la compañía. Razón de más para no perder la oportunidad de disfrutar de buen teatro mexicano de excelente manufactura, y se comprueba una vez más que cuando se conjuga talento, buena dramaturgia y sobre todo la disposición de actores y actrices el éxito viene aparejado. La buena entrada en ambas funciones así lo corrobora.

Mención aparte merece también el diseño escenográfico de Gloria Carrasco quien recrea a detalle el patio trasero de la casa de los Keller, lugar en donde se desarrolla toda la acción. El detalle del árbol como pieza simbólica del diseño esta logrado y nos permite ubicar la referencia exacta sobre el texto entre líneas del dramaturgo: La iluminación de Ángel Ancona, por supuesto cumple el requerimiento y no se nota en ningún momento forzado, logrando en conjunto con la escenógrafa una correlación acertada. En resumen, creemos que esta puesta en escena es y será una de las mejores en lo que va del año.

Antonio Trejo (Markosblues) ©

Dramaturgo y Periodista Independiente

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