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martes, 15 de diciembre de 2009

Diplomado en Actuacion Integral CEARTSLP.

Richard Viqueira…vs Marco Vieyra:

El arte es una manifestación inherente al ser humano y la naturaleza, por esta razón pienso que el revalorar estas capacidades transformadoras que tiene una persona, sin importar su condición de género, significa también asumir un compromiso irrenunciable y congruente con la propia experiencia de vida. Ayer martes 15 de diciembre, pasaditas de las 8:30 de la noche, tuve la suerte, de asistir como invitado a la primicia del ensayo o propuesta escénica que presenta el maestro Richard Viqueira, en el marco del diplomado de actuación integral que actualmente se imparte en el Centro de las Artes de San Luis Potosí. Y en verdad que disfrute de una grata sensación de al adentrarme a un mundo que hasta hace un par de meses sentía ya lejano.

“El sueño, en el elevador” desconozco si este es título de la propuesta escénica que nos fue mostrada en exclusiva a solo tres invitados (esto solo por cuestiones del espacio en que se desarrolla la acción escénica) y resulta en verdad halagador ser parte de este mar de sensaciones que parece ahogarnos y sumergirnos en un abismo caótico y sin retorno. La propuesta sin dejar de ser parecida al teatro “undergraound” o de vanguardia de los años 70’s , nos muestra sin embargo algo que no se hacía evidente en San Luis…desde hace tiempo. El arriesgue y entrega sin medida, aunque con ligera mesura más por las condiciones del espacio en qué se desarrolla la acción que por la propia seguridad de los actores… riesgos y enfoques calculados de un pequeño grupo de actores y actrices que apuestan un todo, no con el fin de agradar o ser reconocidos, sí no más bien, percibo un fuerte compromiso por dejar de ser uno más del montón y atreverse a coronar un esfuerzo de dos semanas de rigor, y también mucho sacrificio…porque créanlo o no…el estar en este tipo de escenas, o propuesta artística, no es fácil, y mucho menos para cualquiera que no esté convencido de lo que hace.

Y es en este sentido que el teatro que ofrece Viqueira, rompe esquemas, destruye sus lanzas y sus naves y se ofrece integro, provocador y sobre todo con una visión acertada del que sabe su oficio. Su propuesta mueve y conmueve las fibras y resortes sensibles del espectador…los desnudos que en otras ocasiones han sido regodeo o capricho de algunos directores locales…aquí encuentran un marco que no trata de justificarlos…pero tampoco están fuera de tono o de lugar. Se agradece por supuesto la belleza de los cuerpos de las actrices y la estética en los cuerpos de los actores… bien se nota la mano del director que sabe sacar partido de esta afortunada coincidencia. El tema o la anécdota en este caso parece deliberadamente circunstancial, sin embargo la economía de textos y diálogos, (muy bien escogidos por cierto) nos narra metafóricamente el hundimiento de una nave…una nave que al final termina siendo parte de nuestra propia vivencia…

Por lo demás, es un ejercicio escénico, que dura aproximadamente 25 minutos y la acción sucede en el cubo de un elevador que se transforma en barco, ataúd o lo que usted imagine, pero igual le aseguro qué esos 25 minutos de acción escénica constante, nos parecen muy cortos sí atendemos que en el transcurso del tiempo, nuestra propia mente y nuestra piel, nos invita a quedarnos y ser devorados por nuestro propio sueño o pesadilla… Y no es solo por los desnudos, sí no por las sensaciones que se apoderan de nuestros sentidos y nos invitan a ser participes del ritual escénico. Bien por Richard Viqueira, mejor por sus alumnos que se han arriesgado, y mejor aún porque el teatro y el arte mismo tienen tantos caminos…como senderos a Roma. Mañana veré la propuesta del maestro Marco Vieyra… ya veremos de qué cuero salen más correas…¡Hagan sus apuestas!

Markosblues: ®


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1 comentario:

Mimí- Ana Rico dijo...

Me has sorprendido, creí que el enlace me llevaría a tu blog de espaces, ¡y me he encontrado aquí!
Respecto a tu anterior entrada, seré el abogado del diablo, jeje, si nacemos bajo el "made in social" de nuestro grupo incluído a su vez en otros grupos hasta conformar una matruska que denominamos sociedad, ¿qué necesidad hay de reivindicar el arte social si es inherente a nuestra condición de seres gregarios?

Un abrazo hasta México, Marcos, ¿ya estáis preparando la Navidad?